Marginalidad


Marginal, según el diccionario, es aquel que está al margen. El término habitualmente es empleado para referirse a quienes se encuentran al margen de la sociedad por factores que van desde lo económico hasta lo más profundo de nuestra propia brutalidad como seres humanos; brutalidad, pues ponemos en ese lugar no a animales ni plantas, ponemos en ese lugar a hombres exactamente iguales a nosotros, hombres que tal vez fueron creados ó tal vez evolucionaron de la misma manera que todos los demás. Víctimas de nuestra propia suerte que poco tiene que ver con la ignorancia de un individuo sino más bien con la ignorancia de toda una especie que hoy se auto aniquila en pos de un sistema económico social que dicta como doctrina la igualdad y libertad de los seres humanos.

Deberíamos detenernos a pensar un poco. A diario caminamos por las plazas o estaciones de trenes y contemplamos el paisaje adornado con niños que alfombran el piso frío de esos lugares, personas que han pasado a ser parte del paisaje y han dejado de tener a nuestros ojos esa esencia que nos hace iguales. Son una molestia más que el reflejo de nuestra propia mediocridad como sociedad y es fácil arrojar la primera piedra y juzgar sin ver que somos nosotros también parte del problema, y en cierta medida cómplices porque vemos y callamos, porque vemos y esperamos que otros hagan el trabajo, porque de esa gente se debe ocupar el gobierno, porque para eso pagamos nuestros impuestos, y con esto lo único que hacemos es tirar la pelota a quien sabemos de sobra que nada hará.

Debo aclarar que con lo antes mencionado no planteo que se haga caridad. La caridad si bien muestra un aspecto, quizás el más noble de nuestra naturaleza, lo único que nos ofrece es siempre una solución pasajera y en los últimos tiempos se ha llegado a convertir en una tapa que esconde los verdaderos problemas de fondo. No me voy a detener a hablar sobre esto pues es tema que merece de mayor atención de la que le puedo dar en este escrito, lo que pretendo del mismo es simplemente que seamos capaces de determinar que algo estamos haciendo mal o que lo poco que somos capaces de hacer no es suficiente.

Accidentes evitables 1


Accidentes como este son moneda común en todas las rutas de la República Argentina; en este caso fue provocado por la inesperada perdida de la rueda delantera que se ve al final del vídeo. afortunadamente el conductor salvo su vida gracias al buen funcionamiento de los dispositivos de seguridad que se accionaron luego de que el automóvil diera un giro en el aire. A nuestro humilde criterio los frustrados pilotos de formula uno que a diario se cruzan por nuestro camino tienen todo el derecho de matarse como quieran pero no tienen por que hacerlo poniendo en peligro la vida de los demás.

Charla de viaje

La situación es sencilla, dos chicas y un chico suben al colectivo, se ríen, hablan de las monedas que consiguieron esa mañana para poder ir a un conocido shoping del Gran Buenos Aires. Entonces al bajar uno de los pasajeros el chico, señalando, dice a una de las chicas que parecía ser su hermana mayor:

-He... viste esa mochila es la que querías vos...

-Ya fue, es re cheta esa. Responde la hermana quien dirigiéndose a su amiga comenta sonriendo: La otra vez le dimos a la cheta esa cuando salimos del cole yo la agarre de los pelos y le di en la cara y la otra me decía ¡para! ¡Para! y yo le daba... por hacerse la linda...

-y viste como se cagó toda. Interrumpe el hermano.

-Cállate vos, me entrego la mochila la cheta y lloraba, no me hagas nada, no me pegues decía y cuando le conté a mi vieja se cagaba de risa, le hubieses dado más me dijo mi vieja le hubieses sacado la ropa y se mataba de la risa...

-Pero ¿cual es? ¿La prima de la Miriam? Pregunta la amiga

- Noo... responde la otra a esa también le voy a dar esta era una que pasaba ¿qué tiene que hacerse la linda? Ay mira me quiero comprar esa remera le pedí a mi vieja pero mi padrastro no quiere darle plata para que me compre...

-Che ¿tenés las monedas para volver? Pregunta el hermano

Deja que allá conseguimos, si te dan. Responde la amiga mientras que en silencio me levanto pues estoy llegando a mi parada mientras miro la cara de los tres y me termino de cerciorar que ninguno llega a los 14 años. Mientras me asalta la idea de llegar a mi casa, escribir este texto y digerir que no imagine nada, que la realidad es cruda y te golpea duro, que como alguna vez hace más de diez años escribí en un poema:

“Mis Hermanos sufren y yo... solo escribo”

A.Olivera